Todos conocemos el poder que posee la palabra, ya que bien usada, llega a tener más fuerza que cualquier arma. Basta decir que la prensa, en cualquiera de sus modalidades siempre debe informar, instruir y entretener. Eso siempre y cuando se la use con criterio y responsabilidad.
En caso de no hacerlo, se comete el grave delito de la manipulación de la opinión pública. Por esto mismo se dice que la prensa te puede hundir ó levantar. La primera de las posibilidades es la que sufre nuestro país a manos de la más importante cadena de televisión norteamericana, de habla hispana Telemundo, que está por emitir un reportaje sobre la supuesta presencia de extremistas en la Triple Frontera.
Dicha empresa, de modo irresponsable, ha emitido noticias sin comprobar su veracidad y ha fraguado una historia distorsionada, que junto a otras del mismo calibre, que circulan en las agencias noticiosas de todo el mundo, no contribuyen a mejorar la imagen que Paraguay tiene en el exterior.
Sin embargo, para ser sinceros, esto sí ocurrió hace cinco ó seis años atrás, cuando alrededor de cuarenta presuntos militantes del Hezbolláh, coparon un campo en La Fortuna, distrito de Hernandarias, muy cerca del Lago de Itaipú. Entrenaban de noche, con equipos de visión nocturna y trajes anti-reflex. Disparaban sus armas con silenciador, dejando muchos casquillos regados por el suelo. Vivian en tiendas de campaña, vistiendo ropas militares. No se mezclaban con la gente del pueblo y recibían suministros en furgones cerrados sin logotipos ni identificación alguna.
Todo ese movimiento de gente extraña que supuestamente hablaba árabe, configuraba un gran secreto a voces. Se mantuvieron en la zona durante tres meses y luego desaparecieron del lugar tan mágicamente como cuando llegaron. Estas células tienen tal grado de entrenamiento que pueden perforar cualquier frontera de nuestra querida Sudamérica y moverse con cierta soltura sin que nadie lo sospeche ó interfiera en sus planes. También son ayudados por la ineficiencia de los Servicios de Inteligencia de nuestra región.
Tres hechos importantes se desprenden de dichas noticias y que es preciso remarcar. El primero, es el silencio de nuestra Cancillería “light”, a la cual jamás le entra bala, por más que el tema sea de su competencia. El segundo sería el papel de victima que siempre ofrece el señor Alí Abou Saleh, digno representante de su colectividad, que antes de enojarse, debería ya saber que estos guerrilleros no son libaneses, ni iraquíes, ni sauditas, ni yemenitas, ni afganos, solo son integrantes del Hezbolláh.
Es decir un grupo fundamentalista, ultra conservador con quien no se puede dialogar ya que sus posturas son inflexibles y que pueden usar eventualmente pasaportes falsos libaneses ó egipcios ó sudanés, cosa que le es indistinto. Ninguno de los altoparanaenses y/ó paraguayos está en contra de la colectividad árabe, que tanto ha contribuido con su capital y esfuerzo personal al engrandecimiento de este país.
Si está en contra de algunos individuos que eligieron el camino de la violencia como modo de vida ó de resolver los problemas. Es más, no discuto los anhelos ó los sueños que puedan tener los integrantes del Hezbolláh, sí la forma de alcanzarlos. Es la violencia lo que no comparto.
Y finalmente el tercer punto que deseo referirme es sobre el señor Sean McKormack, quien es el portavoz del Departamento de Estado y que afirmó no tener indicios concretos de la presencia del Hezbolláh en la Triple Frontera. Tal afirmación es mucho más prudente después del tremendo papelón de su Servicio de Inteligencia con respecto a las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Irak y las cuales nunca fueron halladas.
Volviendo a Telemundo, se podría decir que la seriedad de esta cadena está en franca decadencia. Se ha vuelto amarillista y ha comenzado a tirar excrementos al ventilador, para aumentar su audiencia. Necesita vender, necesita facturar. Su infraestructura es sumamente costosa y no se fija en los medios ni en los fines como para equilibrar simplemente la balanza entre el debe y el haber, por eso necesita mantener, a toda costa, su rating, el cual en ningún momento debe bajar, ya que la competencia con las otras cadenas es simplemente cosa de caníbales.
Ahora bien, la supuesta ruta de los guerrilleros árabes es cubierta por un engendro de colega, con muy poco de ética periodística, llamado Pablo Gato, a quien habría que preguntarle, si aparte de Telemundo, hubo algún “incentivo” extra para decir lo que dijo, así con tanta irresponsabilidad y soltura.
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