miércoles, 8 de septiembre de 2010

CHICAS, A PONERSE A PUNTO

Ya se huele en el aire la llegada de la primavera. La estación en donde los árboles y plantas se llenan de hermosas flores. Los pájaros cantan con más vigor y energías que otra época del año. Llega por supuesto la temporada de apareamiento entre las distintas especies animales. Gracias a Dios, nosotros los humanos no esperamos tanto tiempo, por eso nos divertimos mucho más seguido.




Por lo tanto, como dice un amigo mío, “cuando llega el calor, las chicas usan mucho menos ropa y se bañan más seguido”. Eso nos lleva  entonces, a lo que se denomina “tiempo de caza”. Las chicas que son tan competitivas entre sí, al tener la desventaja de ser muchísimo menos en este país, a pesar que 200 mil de sus congéneres han emigrado, empiezan lentamente a buscar sus presas.

Pero se encuentran con una terrible sorpresa; luego de verse en el espejo, se sienten demasiado feas y les sobreviene al instante “un flor de complejo”. Es así que comienzan para ellas, el “operativo puesta a punto”. Tienen en sus cabecitas, apuntados decenas de defectos, que son necesarios atacar violentamente y sin demora, uno por uno, hasta que a sus ojos críticos, se encuentren más o menos agradables a la vista de cualquier varón.

Como hemos pasado uno de los inviernos más fríos de los últimos 20 años, las chicas arremetieron sin piedad contra las heladeras y no dejaron ni siquiera la cubetera con vida. Las consecuencias están muy a la vista. Como le sucedió a mi vecina, que la encontré tan fuera de su peso, que la amenace con que, si no bajaba rápidamente un par de kilos, la denunciaría en la comisaría más cercana, por contrabando de rollos. A otras, mas exageradas aún, merecerían ser vacunadas contra la aftosa.

Es así, que los yogures, galletitas de agua y demás alimentos dietéticos, comienzan a desaparecer de las estanterías de los supermercados y almacenes del barrio. Se imponen por lo tanto largas caminatas. Algunas lo hacen al trote, otras con pasos veloces y enérgicos y están aquellas que simplemente se arrastran como pueden. Pero todas están con la misma idea fija: verse mejor.

Algunas, las ya resignadas a lo peor, se mienten a si mismas y después de tanto edulcorante y tanto salvado, se devoran 4 ó 5 porciones de cualquier torta de chocolate. ¡¡¡Al cuerno con las calorías!!!

Pero esto es solo una pequeña parte de la tremenda batería de cosas que deben  hacer. Luego, se debe acometer contra la barba que ha crecido durante el invierno, debajo de las axilas. A esto se le debe complementar con las miles de agujas negras de las piernas, que al tener todo el tiempo los jeans enfundados o las medias largas de lana, no se notaban, pero llegado el calor, los shorts y los soleritos cortos, se delatarían al instante.

Las cremas también forman parte del vasto arsenal, que las chicas emplean para verse mejor. Existen miles en el mercado y cada una sirve con un propósito distinto. En general ninguna sirve para nada pero las chicas las usan con la esperanza que cumplan su cometido o en su defecto que hagan un mágico milagro. Limpieza de cutis, con vitamina, regenerativas, rejuvenecedoras, anti-celulitis, anti-estrías, anti-granitos. Es una cosa infernal y de nunca acabar con la gran variedad.

Alguna exageran tanto con las cremas, que tienen que atarse con cadenas a sus camas, para no resbalarse. Las ropas del año pasado ya no entran, ni untándose el cuerpo con vaselina. Además están fuera de moda. Por lo tanto se juntan 2 ó 3 y van en busca de nuevos trapos que terminaran por supuesto, no entrando jamás, en el minúsculo ropero.

Ya una vez, casi terminado el “operativo puesta a punto”, solo quedará equiparse con una buena lencería insinuante y provocativa, pero no tan reveladora, que haga que el ocasional caballero piense que una es una loca de esas que mejor ni nombrar.

Y finalmente para dar el toque final, quedaría unos pequeños retoquecito para aquellas que ya le comienzan a salir las perversas “patas de gallo”, que son fáciles de disimular, pero para aquellas que no se han cuidado tanto y que ya tienen sobre sus ojos, todo un gallinero, la solución ya pasa por el cuchillo. Eso es para la que tiene dinero y de lo contrario se tiene que arreglar a puro coraje.

Como decía mi finado abuelo “las mujeres son como los indios, cuando se pintan es porque van a la guerra”. Señoras y señores, la temporada de caza está abierta y que la disfruten de todo corazón.      

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