Ahora que la marea colorada poco a poco se va asentando y todo tiende a volver muy lentamente a la normalidad, por lo menos eso se puede notar en apariencia, se podría comenzar a esbozar un ligero análisis de todo lo que ha pasado y lo que eventualmente podría suceder.
Sin embargo, mi intención es no comentar, por ahora, nada de los liberales ni de los colorados. Ya que el clima de guerra que impera entre los dos principales adversarios de ambos partidos tradicionales, me hacen acordar los bombardeos nocturnos sobre Irak durante la operación “Tormenta en el Desierto”.
Y esto va a continuar probablemente hasta tanto se expidan los respectivos tribunales partidarios. Entre tanto, a pesar de cierto relajamiento, luego de las furiosas tormentas del 9 y 16 de diciembre, todavía quedan muchas caras largas y el tiroteo ha disminuido, pero no ha terminado.
Hasta esa fecha nada se puede hacer, cualquier pronóstico anticipando un resultado, siendo unas elecciones tan parejas, es pura política ficción. Mientras llega ese día, quisiera que alguien me saque de una duda que me asalta. Y como todo viejito curioso que soy, quiero sacármela de encima.
Quiero saber, ¿cuál es el rol que cumplen los observadores internacionales enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA)? En realidad no lo sé, porque en este momento no podría responder, a tan misteriosa e intrincada pregunta.
Lo que puedo afirmar es que, ante cada elección en Paraguay, aparecen estos sujetos, dan vueltas por Asunción y algunas ciudades vecinas, en hermosos automóviles con banderitas y logotipos hermosos. Pero lo que hacen, realmente no lo sé. En esta ocasión don Pablo Gutiérrez, nacido en Chile, y uno de los tantos observadores de la OEA, quien junto con sus colegas, Steven Griner y Ronald Ochaeta, explicaron a los medios, que aplicarían el esquema estándar organizativo utilizado en todas las elecciones, en los distintos países que así lo solicitan.
Según se desprenden de sus declaraciones, se encargan que las mesas se constituyan legalmente, que se cumplan los reglamentos de los partidos a controlar y que se obedezca la legislación vigente. Luego confeccionarían un informe para el Consejo Permanente de Embajadores en Washington y otro para el país involucrado.
Ahora bien, antes de marcharse del país, don Pablito Gutiérrez y sus amiguitos observadores, por medio de un escrito, felicitaron al partido Colorado por el desarrollo normal de los comicios y mencionaron en dicho documento que oportunamente, los observadores de la OEA, emitirán un comunicado en donde se dará a conocer los resultados de toda su gestión en el país.
También Pablito comunicó, que se reunió con Juan Manuel Morales, presidente del Tribunal Superior de Justicia Electoral, a quien también felicitó y dejó entrever la posibilidad de acompañar las elecciones presidenciales, en abril del año que viene. Hasta aquí todo fenómeno, pero por los últimos párrafos algo no me cierra bien o es que se me fueron las neuronas de vacaciones.
Porque por lo que se deduce es que todo fue un camino de rosas y los pajaritos cantaban cada vez que un colorado o un liberal ponían su voto y luego un coro de ángeles acompañaba a los electores hasta la puerta de salida. ¡¡¡ Chúlina!!!
Me parece que los muchachos de la ONU son tan ciegos como Steve Wonder y José Feliciano juntos y no vieron que en las elecciones pasadas, las urnas electrónicas registraban los votos únicamente para una sola lista y las otras: “nandivera”. Sin embargo sus declaraciones llenas de una hiriente hipocresía y oculta parcialidad reflejan una transparencia total que nunca existió.
Los observadores cuando salen a la calle se ponen los anteojos de Matrix, porque los autos y furgones con leyendas partidarias estacionadas en la puerta misma de los centros de votación, no son nada anormal. La compra de votos, cédulas, presidentes de mesas, vocales y fiscales pasan totalmente inadvertida ante sus ingenuos ojitos. Los muertos que gozan de buena salud y concurren en forma de “póra” a emitir su voto, tampoco merece sanción.
El avión caído por no tener combustible suficiente, en el que murieron 6 inocentes, que por casualidad llevaba actas que supuestamente nunca fueron violadas y rescatadas por autoridades competentes (¿?), me hace acordar a unas líneas de Hamlet que decía algo así como: “Algo huele a podrido en Dinamarca”.
Si esta misma gente habló maravillas de las últimas elecciones de Chávez en Venezuela, está todo dicho. No sé cuáles son sus observaciones, pero si son de esta índole, es mejor que sigan viendo televisión en su casa y nos deje resolver a nosotros nuestros problemas, si al final de cuenta son como el suero fisiológico:”No te mata, pero tampoco te cura”.
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