Después de haber recorrido alrededor de 37 países y el 80% del territorio nacional y conocer mucha gente interesante, he llegado a la tristísima conclusión que esta es la única nación en el mundo que se da el lujo de ignorar y desperdiciar el talento humano.
Es incomprensible y hasta se diría absurdo, pero con mucha pena y dolor me da admitirlo. Durante los 26 años de permanencia que tengo en Paraguay tuve la suerte y el honor de conocer a una infinita variedad de artistas en todas las áreas plásticas. Todos ellos con unas aptitudes innatas que se dirían envidiables y que han desarrollado en base a una intensa práctica sin un método determinado y con grandes baches de conocimiento. Pero aún así, llegan a sorprender a quien admira la totalidad de su obra.
Sin estudios técnicos y con materiales que no son los adecuados, han desarrollado una técnica única, original, independiente de todas las escuelas artísticas. Puede ser que a algunos de los mencionados artistas se los encuentren algo toscos y primitivos. Perfecto, pero en eso radica el arte. Así como no existe el arte bueno o el arte malo, solo figura el arte. También existe eso que “te llega o no te llega”. Si no te llega una pintura o una fotografía o un dibujo o una escultura, el artista fracasó en su intento. Y si te llega, pues bien, el creador cumplió con su cometido.
En cualquier lugar del mundo, a esa misma gente se la cuidaría, se la mimaría, se le otorgaría becas para profundizar sus conocimientos y sistematizarlos. Se les financiaría sus viajes al exterior para seguir aprendiendo y a la vez intercambiar conocimientos con otros artistas e ir exponiendo sus obras, a la consideración del gran público. ¿Por qué harían esto los otros países?, muy simple, mis queridos y apreciados lectores, porque esa gente forma una parte indisoluble del patrimonio cultural de sus respectivos países.
Son considerados embajadores sin cartera, que llevan bien alto la bandera de la cultura por todo el mundo. Eso también es una forma de hacer política. Los americanos y europeos utilizan al deporte como emisarios de buena voluntad. Que hermoso sería que toda esa gente linda nuestra, de un enorme talento saliera al mundo para hacernos conocer, no como exportadores de piratería, drogas, armas, municiones y mujeres prostitutas.
Que en todo el planeta se supiera que aquí en el corazón de la América del Sur existe un país que tiene mucha, pero mucha gente que sí vale la pena y no está involucrada con lo ilegal, lo mafioso, ni todo aquello que esté prohibido. Porque en realidad nadie nos conoce y ni sabe que existimos.
Y si no me creen, basta con preguntarle, la próxima vez que hablen por Internet con sus parientes en España u otra parte del planeta, a ver que le dicen, cuando comentan que vienen de Paraguay. El 99% les dirá que no sabe donde queda y un 0,5 posiblemente responderá, como dudando, si no es un lugar en el medio del continente africano.
Para que esto suceda, dos cosas tienen que cambiar en nuestro país. La primera, es borrar la imagen que tiene el mismo pueblo, que el artista, de la rama que fuere, es un inútil haragán que no sirve absolutamente para nada. Y la segunda, es que el Estado, como antes dije, los cuide y los proteja. Con estos dos elementos, mucha gente valiosísima estará resguardada en contra del peor de los castigos: el olvido.
Si la situación cambia, me quedaré tranquilo con Cristian, un muchachito de 16 años, de Alberdi que toca a los grandes clásicos en su guitarra, sin haber aprendido música. Con Amado, de Tobatí, que hace unas esculturas religiosas impresionantes. Carlos Julián, del barrio San Pablo de Ciudad del Este, un estupendo fotógrafo, cuyas obras son de una sensibilidad exquisita, con tan solo 8 años. Existe en Hernandarias dos estupendos caricaturistas, que dibujan cosas que uno casi no puede entender como las hacen sin haber tenido ninguna guía.
No quisiera olvidarme de Zulema de 14 años de Puerta del Sol, de Hernandarias, quien sola aprendió a dibujar y ahora con esa edad, pinta al óleo, unos cuadros que causan “pirí” a quien los observa y seguro que queda realmente impresionado. Podría seguir nombrando gente y este periódico se quedaría corto
Pero para muestra basta un botón. Por favor no permitan que tiremos tanto oro a la cloaca. Cuidemos a nuestra gente talentosa, que es el capital más grande y hermoso con que cuenta nuestra tierra, eso es si queremos realmente en serio a nuestro país con el corazón y no con la boca para fuera.
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